Como ayudantes de historia familiar, se nos llama para ayudar a otras personas a descubrir y a unir a la gran familia de la tierra por medio de las ordenanzas del templo y de historia familiar. Al ayudar a las personas a encontrar nombres de antepasados, a llevar los nombres al templo y a enseñar a los demás a hacer lo mismo, estamos creando relaciones que bendicen vidas en ambos lados del velo.
Como parte de este proceso de “Encuentra, lleva, enseña”, los consultores y ayudantes de historia familiar de todo el mundo aprenden a poner en práctica un conjunto de principios comprobados para crear experiencias de volver el corazón de aquellos con quienes trabajan. Estas experiencias ayudan a los demás a amar la historia familiar y, en última instancia, a llegar a ser salvadores en el Monte de Sion.
Los principios
- Prepárese espiritualmente. Busque el Espíritu. Pida al Señor ayuda al prepararse para satisfacer las necesidades de la persona o la familia con la que está trabajando. Ore por ellos antes de reunirse.
- Descubra las metas de la familia. Converse con ellos sobre lo que desean lograr.
- Obtenga acceso a la cuenta de ellos de FamilySearch. Pídales su nombre, fecha de nacimiento y los últimos cinco dígitos de su número de cédula de miembro (su número de ayudante).
- Busque en el árbol familiar de ellos antes de que se reúnan. Utilice la función de Ayudar a otras personas para explorar su árbol familiar.
- Prepare y presente una lección personalizada. Cree un plan detallado para ayudarles a lograr sus metas y sentir el Espíritu.
- Invítelos a completar las ordenanzas del templo. Cuando sea posible, invítelos a que participen junto a otros miembros de la familia en su servicio en el templo.
- Pida referencias. Durante la lección, pregúnteles a quiénes podrían ayudar a disfrutar de una experiencia similar.
Que el Señor nos bendiga a cada uno de nosotros al edificar sobre el fundamento fuerte y esencial de los grandes trabajadores de la historia familiar que nos precedieron y aumentaron nuestra capacidad individual y colectiva para llevar a muchos, muchos más de la familia de nuestro Padre Celestial las dulces y poderosas bendiciones de esta obra.
Por Mike Sandberg